El proyecto se desarrolla desde una planta instalada en Curitiba, inaugurada en julio, que tiene capacidad para producir hasta 100 millones de huevos semanales.
Junto con el Instituto de Biología Molecular de Paraná y Fiocruz, el Programa Mundial de Mosquitos (WMP) gestiona las instalaciones en coordinación con el Ministerio de Salud. Según datos presentados por WMP, en la ciudad de Niterói los casos de dengue cayeron un 69% en las áreas donde se liberaron estos mosquitos respecto a zonas sin liberación. Esta estrategia se incorporó a nivel nacional después de que Brasil registrara 6,5 millones de contagios confirmados en 2023.
El trabajo en la fábrica enfrenta dificultades técnicas debido a la sensibilidad de los insectos a las condiciones ambientales. “Son muy delicados. Si se varían algunos parámetros de humedad y temperatura, esto los afecta y repercute en su productividad”, señaló la bióloga Marlene Salazar. Para facilitar su distribución, los huevos se almacenan en cápsulas solubles con alimento incluido, listas para disolverse en agua.
Dentro del proceso productivo, el suministro de sangre se convierte en un reto al requerirse 70 litros cada semana. “Nuestra colonia podría tardar varias generaciones en adaptarse a la sangre animal“, indicó Luciano Moreira, director ejecutivo de la fábrica, al explicar que actualmente los mosquitos son alimentados con sangre de caballo mezclada con pequeñas cantidades de sangre humana.
La resistencia a insecticidas en poblaciones silvestres también representa un desafío. “No tiene sentido liberar una colonia susceptible a los insecticidas”, afirmó Antonio Brandão, gerente de producción, quien añadió que los equipos cruzan mosquitos silvestres resistentes con los portadores de Wolbachia para aumentar su supervivencia.
El programa incluye vigilancia constante mediante trampas para recolectar huevos en cada zona de liberación. Según Gabriela Paz-Bailey, epidemióloga de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos, “la participación del gobierno brasileño en esta estrategia nos permitirá aprender muchas lecciones”.
Además, el proyecto enfrenta rumores en redes sociales que cuestionan la seguridad del método. “Tenemos muchos simpatizantes en el país, pero también detractores”, expresó Moreira, quien confirmó que se presentaron denuncias tras amenazas contra la fábrica. Para aumentar la aceptación social, equipos comunitarios organizan talleres y encuestas antes de cada liberación. “Hemos observado constantemente tasas de aceptación muy altas, superiores al 90 %”, aseguró Gabriel Sylvestre Ribeiro, gerente de implementación.
Los primeros mosquitos fueron liberados el 27 de agosto en el estado de Santa Catarina. Las próximas fases contemplan su expansión hacia Brasilia y otras regiones. El seguimiento de los wolbitos permitirá evaluar el impacto a largo plazo en la reducción de enfermedades transmitidas por mosquitos.
NotiPress/Carlos Ortíz
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