La marcha, que se replicó en estados como Jalisco, Puebla y Yucatán, fue articulada en torno a un pliego petitorio de 12 puntos que incluía demandas de alto calibre: la creación de un mecanismo de revocación de mandato ciudadana e inmediata para la presidenta Claudia Sheinbaum, una reforma judicial profunda y la desmilitarización de la seguridad.
Los símbolos de la protesta fueron tan híbridos como sus participantes. Banderas con la calavera de «One Piece» —un ícono de rebelión juvenil usado en Asia— se mezclaron con sombreros blancos y pancartas exigiendo justicia por el asesinato de Carlos Manzo.
Mientras el gobierno federal desestimó la marcha como un movimiento «no genuino» y vinculado a campañas de desinformación, la tensión escaló al llegar al Zócalo. Las vallas metálicas que blindaban el Palacio Nacional fueron derribadas por grupos de encapuchados, desatando un enfrentamiento directo con las fuerzas de seguridad, que respondieron con gases y extintores. La jornada concluyó con un saldo de más de 100 heridos, la mayoría policías, y al menos 40 detenidos, marcando una fractura visible en el corazón de la capital.
Es jefe de la oficina de El Ambientalista Post en México y dirige el sitio a nivel internacional. Cubre temas de política, defensa del territorio y ciencia. Cuenta con una carrera técnica en Conservación del medio ambiente por el CONALEP, actualmente estudio la Ingeniería ambiental en el Tecnológico Nacional de México.
Sobre su experiencia
Fue coordinador de Comunicación y Difusión de Viernes por el Futuro México. Colaboró con Al Poniente.
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