En su libro “Apegos naturales: La domesticación del ambientalismo estadounidense, 1920-1970”, la autora parte de un evento clave: el derrame de petróleo de 1969 frente a las costas de Santa Bárbara. Rhee sostiene que esta catástrofe ambiental sirvió como catalizador para una forma de ambientalismo centrado en la protección de propiedades privadas y normas comunitarias, en lugar de impulsar transformaciones sociales más amplias. “Ownership environmentalism” (ambientalismo de propiedad) es el término que utiliza la autora para describir esta tendencia, la cual prioriza el mantenimiento de jerarquías sociales por encima de la justicia ambiental.
La autora documentó cómo esta forma de activismo fue posible en un contexto donde el gobierno promovía la propiedad privada y los desarrolladores inmobiliarios imponían pactos raciales restrictivos. En ese contexto, el ambientalismo se desarrolló más en la vida cotidiana —como en la forma de plantar jardines— que en la formulación de políticas públicas. “No hay una visión política global o una idea bien informada de lo que debería ser la calidad ambiental”, señala Rhee.
El libro también traza paralelos con movimientos de jardinería cívica y organizaciones comunitarias de las décadas de 1920 y 1930, dirigidas en su mayoría por mujeres. Un ejemplo citado es la reconstrucción del centro de Santa Bárbara tras el terremoto de 1925, cuando se adoptó el estilo arquitectónico colonial español como símbolo de identidad local. Según Rhee, esto reflejaba una apropiación selectiva de la historia y la geografía para reforzar un imaginario estético exclusivo.
Aunque el derrame de petróleo indignó a los residentes, su respuesta fue pedir que la extracción se trasladara a lugares remotos, como Alaska o el Medio Oriente, sin cuestionar el modelo energético. “Los horizontes políticos de este tipo de ambientalismo están restringidos a unos pocos privilegiados”, afirma Rhee, al tiempo que subraya que esta actitud ha limitado la relevancia social del movimiento ecológico.
El concepto de “ownership environmentalism” no es exclusivo de Santa Bárbara. Rhee advierte que se replica en muchas comunidades acomodadas que han utilizado argumentos ambientales para frenar desarrollos de vivienda multifamiliar y expansión urbana, en detrimento de la justicia ambiental y el acceso equitativo a recursos.
NotiPress/Brenda Rodríguez
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