En un país donde la justicia ha sido, durante décadas, un territorio vedado para la ciudadanía, México se prepara para una transformación sin precedentes: la elección, por voto popular, de los miembros del Poder Judicial. Lo que para algunos representa un avance democrático, para otros es una amenaza directa a la división de poderes.
El debate, impulsado por el presidente y respaldado por sectores afines, ha encendido una discusión profunda sobre el papel de los jueces, la autonomía institucional y el verdadero alcance de la participación ciudadana. ¿Puede un ministro de la Suprema Corte ser electo como si se tratara de un legislador? ¿Está preparada la sociedad mexicana para elegir con información y libertad a quienes deben interpretar la Constitución?
En medio de estas preguntas, comienza nuestra cobertura especial sobre una de las reformas más importantes —y potencialmente más controvertidas— de los últimos tiempos. Porque lo que está en juego no es solo quién juzga, sino cómo se ejerce el poder en México.
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