Nacido en Amilcingo, Temoac, Morelos, su activismo se manifestó a través de la radio comunitaria y la participación en organizaciones indígenas, luchando contra proyectos que amenazaban el territorio y la autonomía de su comunidad
Flores fue fundador de Radio Amiltzinko y miembro de la Asamblea Permanente de los Pueblos de Morelos y del Congreso Nacional Indígena. Su voz se alzó contra el Proyecto Integral Morelos y la operación de la termoeléctrica en Huexca, iniciativas que pretendían imponer desarrollos energéticos sin la consulta adecuada a los pueblos afectados. Además, Samir defendía la preservación de la tierra comunal y la diversidad de semillas de maíz, un legado cultural y agrícola de gran valor para su comunidad.
En la madrugada del 20 de febrero de 2019, mientras aún despertaba su comunidad, tres individuos irrumpieron frente a su casa y le dispararon, acabando con su vida. Aunque inicialmente las autoridades atribuyeron el crimen al crimen organizado, diversos grupos de derechos humanos y organizaciones indígenas señalaron que su asesinato estaba ligado directamente a su labor defensora y su oposición a los proyectos extractivistas. Las investigaciones revelaron irregularidades y pérdida de pruebas, lo que ha alimentado la demanda de justicia y el reclamo de transparencia por parte de familiares y activistas.
El asesinato de Samir Flores encendió la alarma en México y en la comunidad internacional. Líderes políticos, organizaciones de derechos humanos y colectivos indígenas exigieron una investigación exhaustiva y medidas de protección para quienes, como él, arriesgan sus vidas para defender el medio ambiente. En Amilcingo se erigieron antimonumentos y se renombró una escuela en su honor, simbolizando la persistente lucha de los pueblos contra la imposición de proyectos que amenazan su forma de vida.
La memoria de Samir Flores Soberanes sigue inspirando a nuevas generaciones de defensores del territorio. Su trágica muerte es un recordatorio de los riesgos que enfrentan los activistas en un contexto marcado por la violencia y la impunidad, y refuerza la urgencia de proteger a quienes dedican su vida a la defensa de la tierra y la cultura indígena.
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