Los incendios de Los Ángeles: un reflejo del cambio climático

Aunque estos incendios probablemente habrían ocurrido incluso en un mundo sin cambio climático, los científicos concluyen que habrían sido “algo menores y menos intensos” en esas circunstancias.
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Los incendios forestales que arrasaron el área de Los Ángeles la semana pasada fueron más extensos e intensos debido a los efectos acumulativos de la contaminación por combustibles fósiles, según un nuevo análisis de la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA). Aunque estos incendios probablemente habrían ocurrido incluso en un mundo sin cambio climático, los científicos concluyen que habrían sido “algo menores y menos intensos” en esas circunstancias.

El informe, presentado como un “punto de partida” para investigaciones futuras, plantea preguntas cruciales sobre si estos desastres podrían haberse controlado de no ser por las condiciones exacerbadas por el cambio climático. Desde el 7 de enero, la región ha sufrido 12 incendios que destruyeron más de 155 kilómetros cuadrados y dejaron más de 12,000 estructuras calcinadas, incluidas viviendas, negocios y garajes.

Entre los factores climáticos que contribuyeron al desastre se encuentran los inviernos excepcionalmente húmedos de años recientes, seguidos de veranos y otoños anormalmente cálidos, junto con una temporada de lluvias retrasada en el invierno 2024-2025. Los científicos de la UCLA destacaron que el centro de Los Ángeles registró el doble de lluvia en dos inviernos consecutivos, promoviendo un crecimiento desmedido de hierbas y arbustos. Este exceso de vegetación se convirtió en combustible perfecto tras secarse durante el verano pasado.

El “latigazo meteorológico” —cambios bruscos entre condiciones húmedas y secas— es una característica cada vez más común de un clima en calentamiento. De hecho, desde mayo de 2024 hasta principios de enero, la región experimentó solo 0.7 centímetros de lluvia, lo que lo convierte en el segundo periodo más seco registrado desde 1877. Cuando comenzaron los incendios, la humedad de la vegetación seca estaba en su sexto nivel más bajo registrado.

El viento de Santa Ana, un fenómeno característico del sur de California, también jugó un papel crucial. Los científicos describieron la tormenta de viento que acompañó los incendios como “muy inusual, aunque no sin precedentes”. Sin embargo, no se ha encontrado evidencia de que el calentamiento global provoque vientos de Santa Ana más extremos, según el análisis de la UCLA.

A pesar de ello, la combinación de sequía extrema, vegetación seca y vientos intensos creó las condiciones ideales para un desastre. Los incendios de Eaton y Palisades, por ejemplo, fueron catalogados por CalFire como los más destructivos en la historia del sur de California.

Los investigadores enfatizan que los incendios forestales empeorarán a medida que continúe el calentamiento global. Por ello, recomiendan estrategias más agresivas de prevención y supresión, incluidas medidas para proteger las viviendas de incendios y evitar construcciones en zonas de alto riesgo.

Mientras tanto, el pronóstico para el invierno en el sur de California sigue siendo sombrío. Enero, tradicionalmente el segundo mes más lluvioso, está en camino de ser completamente seco, y las perspectivas para febrero no son más alentadoras.

La creciente frecuencia y severidad de estos eventos climáticos extremos subraya la urgencia de abordar la crisis climática antes de que se convierta en la nueva normalidad.


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