En el corazón de Tecámac, un municipio en auge entre los límites de Hidalgo, los 12 Pueblos Originarios de Tecámac y el Comité en Defensa del Parque de Tecámac emitieron este martes un contundente pronunciamiento, rechazando un plan de desarrollo respaldado por el gobierno que, según afirman, amenaza sus tierras ancestrales y su patrimonio cultural.
El anuncio, realizado en el noveno aniversario de su declaración como asamblea permanente, pone de relieve una creciente resistencia a la expansión urbana en una de las regiones de mayor crecimiento en México.
Los 12 Pueblos Originarios, que representan comunidades como San Pablo Tecalco y Los Reyes Acozac, están inmersos en una lucha contra el Plan de Ordenamiento Territorial de la Zona Norte del Valle de México (PTO-ZNVM), un proyecto a 30 años impulsado en 2020 por la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (Sedatu).
El plan, que busca gestionar el crecimiento urbano en municipios como Tecámac y Zumpango, ha generado indignación por priorizar megaproyectos como el T-MEX Park —un enorme centro industrial y logístico— sobre los derechos de las comunidades indígenas.
“Hemos resistido la opresión colonial desde el siglo XVIII y no permitiremos que nuestras tierras sean fragmentadas para beneficiar a corporaciones extranjeras”, declaró Esperanza Martínez, representante de San Pablo Tecalco, durante una asamblea en la plaza central de Tecámac.
Los grupos indígenas argumentan que el PTO-ZNVM viola su derecho al consentimiento libre, previo e informado, un principio consagrado en el Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo, ratificado por México.
La controversia surge en medio de crecientes tensiones por el deterioro ambiental en Tecámac, un municipio de 547,503 habitantes que ha experimentado una rápida urbanización desde la inauguración del Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA) en Santa Lucía en 2022.
El aeropuerto, junto con proyectos como el T-MEX Park, ha atraído una ola de inversiones —empresas estadounidenses y chinas proyectaron inversiones en México de 74,388 y 19,830 millones de dólares en 2020, respectivamente—, pero a un alto costo para los ecosistemas locales.
El cerro Chiconautla, una zona clave de recarga de acuíferos, ha sido particularmente afectado, con líderes indígenas acusando al gobierno de contribuir a un “ecocidio” a través de un desarrollo descontrolado.
La lucha por la preservación también abarca espacios más pequeños, pero culturalmente significativos, como el Parque de La Soledad, un parque público de 5,524.85 metros cuadrados en el centro de Tecámac.
A principios de este año, el parque se convirtió en un punto de conflicto cuando se descubrió que 66 de sus 89 árboles estaban infestados de plagas, incluyendo el picudo rojo y un hongo negro, lo que llevó a una poda masiva en febrero.
La intervención, que incluyó la poda de 48 árboles y la reubicación de seis palmeras datileras al Deportivo Sierra Hermosa, generó críticas de los residentes, quienes temían la pérdida de un espacio comunitario querido.
“El parque es parte de nuestra historia, de nuestra memoria”, dijo María Gómez, una residente de toda la vida de Tecámac. “No pueden simplemente talar árboles sin consultarnos”.
Tras meses de protestas, el gobierno municipal llegó a un acuerdo con los vecinos el 11 de mayo, prometiendo un proyecto de embellecimiento y comprometiéndose a preservar la vegetación restante. Sin embargo, para muchos, el incidente refleja un patrón más amplio de negligencia frente a la expansión urbana.
Los 12 Pueblos Originarios remontan su resistencia al siglo XVIII, cuando defendieron con éxito sus tierras ante las autoridades coloniales. Entre 1717 y 1763, lograron el reconocimiento legal de sus derechos territoriales mediante litigios contra comunidades vecinas como Ozumbilla y Tecalo.
Hoy, continúan afirmando su autonomía, gestionando espacios comunales como panteones y sistemas de agua a través de prácticas tradicionales como las faenas (trabajo comunitario) y las asambleas.
Desde 2014, las comunidades han luchado contra intentos de municipalizar sus panteones, considerándolos espacios sagrados esenciales para su identidad. “Nuestros ancestros están enterrados aquí, y nuestra historia vive en estos lugares”, afirmó Martínez. “No podemos permitir que nos los quiten”.
El PTO-ZNVM, que proyecta un aumento poblacional de hasta un millón de personas en la región para 2050, ha sido criticado por su falta de mecanismos vinculantes y financiamiento. Aunque busca coordinar el desarrollo urbano, ha ignorado en gran medida las disparidades sociales en Tecámac, donde el 36.1% de los habitantes vivía en pobreza moderada en 2020 y el 21.5% carecía de acceso a servicios básicos como atención médica y seguridad social.
El enfoque del plan en proyectos industriales como el T-MEX Park, que promete generar empleos, pero a costa de los recursos locales, ha profundizado las divisiones.
El AIFA también ha sido un punto de conflicto. Los grupos indígenas han acusado al gobierno de violar regulaciones ambientales durante su construcción, señalando la sobreexplotación de agua subterránea y la contaminación del agua del Valle del Mezquital con arsénico y metales pesados, según reportes de la Comisión Nacional del Agua (CONAGUA).
El gobierno municipal, encabezado por la alcaldesa Yolanda Wong Romero, ha destacado esfuerzos recientes para mejorar los espacios públicos, como el premiado Parque Lineal Héroes de Tecámac, que recibió un galardón de los Dezeen Awards en 2023.
En diciembre de 2024, la administración lanzó iniciativas como el Bazar de las Abejas para regular el comercio ambulante y distribuyó apoyos de movilidad a grupos vulnerables. Pero para las comunidades indígenas, estas medidas no abordan los problemas de fondo.
“No queremos dádivas, queremos que se respete nuestra autonomía”, afirmó Martínez, alzando la voz sobre la multitud. “Nuestras tierras, nuestra agua, nuestra historia—no están a la Mientras Tecámac lidia con las presiones de la modernidad, los 12 Pueblos Originarios se erigen como un testimonio de resiliencia, su lucha resonando con un movimiento más amplio en México para equilibrar el desarrollo con los derechos de quienes han llamado a estas tierras su hogar durante siglos.
Información editorial
Marcos Rosas es Jefe de la Oficina de El Ambientalista Post en México. Cubre temas de Política, Medio Ambiente, Ciencia, Clima y es investigador. Coordina trabajos de Centro América y el caribe. Ver más sobre Marcos Rosas.
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