Se trata de la Cumbre de los Pueblos, un espacio autónomo y de resistencia, concebido no como una contracumbre, sino como una propuesta paralela que busca poner en el centro lo que a menudo se deja en los márgenes: la vida, la justicia y la dignidad de los pueblos.
Lejos del lenguaje técnico de las conferencias internacionales, un nuevo manifiesto nace desde las bases: diverso, urgente y profundamente político. Se trata de la Cumbre de los Pueblos rumbo a la COP30, un esfuerzo colectivo que busca centrar las voces históricamente excluidas en la conversación global sobre el clima.
Desde agosto de 2023, organizaciones sociales, movimientos populares, colectivos indígenas, quilombolas, campesinos, mujeres, juventudes, trabajadores, ambientalistas y activistas de derechos humanos han tejido una red de articulación que hoy se consolida en una plataforma común. El objetivo: crear un espacio autónomo, paralelo y crítico frente a la COP30, que se celebrará en la Amazonía brasileña en 2025.
Un manifiesto por la justicia climática
El manifiesto presentado por la Cumbre de los Pueblos no es un simple documento político: es una herramienta de lucha colectiva. Sus firmantes denuncian la inacción de los gobiernos, la captura corporativa de las agendas ambientales y la persistente violencia contra defensores del territorio.
“Las soluciones reales son urgentes”, afirman. Y advierten que el actual modelo económico, sostenido por la explotación de combustibles fósiles y la destrucción de ecosistemas, está profundizando las desigualdades y acelerando una crisis ecológica y civilizatoria.
Los pueblos reunidos en esta cumbre exigen una transición justa, popular e inclusiva, el reconocimiento de la naturaleza como sujeto de derechos, y la democratización del financiamiento climático fuera del mercado de carbono. Insisten también en el respeto a la soberanía de los pueblos indígenas, quilombolas y comunidades tradicionales, y demandan el fin de los megaproyectos que amenazan sus territorios.
Cuatro pilares para cambiar el rumbo
La Cumbre de los Pueblos ha organizado su propuesta en cuatro grandes ejes temáticos:
- Territorios, soberanía y derecho a la vida: Frente al avance del agronegocio, la minería y la especulación inmobiliaria, se defiende la agroecología, la soberanía alimentaria, y el derecho a vivir en ciudades adaptadas al clima.
- Justicia climática y derechos humanos: La cumbre subraya la urgencia de enfrentar el racismo ambiental, los fundamentalismos, y la erosión democrática, abogando por una participación efectiva en la gobernanza climática global.
- Transición energética y educación: Frente a las falsas soluciones promovidas por grandes empresas, se propone una transición energética justa, con educación ambiental como base y una financiación que llegue directamente a las comunidades.
- Diversidad y pluralidad en la toma de decisiones: Los jóvenes, las mujeres y la población LGBTQIAPN+ deben estar al centro del diseño de políticas. “No hay justicia climática sin equidad de género ni sin el protagonismo de las nuevas generaciones”, sostiene el documento.
Presión social, clave del cambio
La Cumbre de los Pueblos es más que un evento: es una estrategia de resistencia frente a una crisis que afecta con mayor dureza a quienes menos han contribuido a ella. La convocatoria es clara: “Nada de esto sucederá sin presión ni participación”.
Los organizadores hacen un llamado a los movimientos sociales de todo el mundo para sumarse al proceso rumbo a 2025. Con la mirada puesta en la COP30, buscan no solo visibilizar agendas históricamente ignoradas, sino también provocar un giro en la manera en que se define, negocia e implementa la política climática a nivel global
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