Este tipo de basura, conocida como “e-waste”, que incluye teléfonos, laptops, electrodomésticos y cables obsoletos, representa un desafío ambiental y de salud a nivel mundial.
De acuerdo con el informe del Instituto de las Naciones Unidas para la Formación Profesional y la Investigación (UNITAR, por sus siglas en inglés), tan solo en México se genera anualmente 1,5 millones de toneladas de desechos tecnológicos, y solo el 4% se recicla.
Existen varios elementos que se pueden reutilizar tales como el cobre, aluminio, plástico y componentes electrónicos, los cuales pueden transformarse en materia prima para otros productos. Además, los dispositivos desechados también contienen metales tóxicos, como el plomo, mercurio y cadmio, que requieren un manejo especial para no causar daños a la salud humana ni al ecosistema.
Por tal motivo, la gestión adecuada de residuos electrónicos es un tema de gran relevancia. Una de las consecuencias de los residuos electrónicos es su impacto medioambiental ya que los componentes tóxicos de la basura electrónica libera sustancias que contaminan el suelo y las aguas subterráneas. Al reciclar estos aparatos se reduce esta contaminación y permite recuperar materiales que pueden ser reutilizados.
Los dispositivos electrónicos tienen también materiales valiosos como oro, plata y cobre. Al reciclarlos se reduce la necesidad de extraerlos de la naturaleza y minimiza el impacto de la minería en los ecosistemas.
En México, un ejemplo de reciclaje efectivo es Grupo Peña Verde que logró recolectar y reciclar una gran cantidad de dispositivos obsoletos, contribuyendo a reducir el impacto ambiental de su operación. El grupo mexicano dedicado a la administración de riesgos, en colaboración con PROAMBI, empresa especializada en el reciclaje de activos tecnológicos en México, lanzaron el programa “Reciclatón Electrónico” y que en 2024 se realizó por segundo año consecutivo.
De acuerdo con PROAMBI, las organizaciones pueden implementar prácticas similares para el manejo de sus desechos electrónicos. Además, recomienda incorporar un programa de reciclaje electrónico para centralizar el manejo de residuos y asegurarse de que todos los dispositivos sean desechados de manera responsable, y que cumplan con estándares de calidad y seguridad.
“Este programa no solo ha ayudado a Grupo Peña Verde a reducir su huella de carbono, sino que también ha fortalecido su imagen como una empresa socialmente responsable, lo que ha mejorado su reputación entre sus clientes y la comunidad en general”, señaló a NotiPress la gerente de sustentabilidad de Grupo Peña Verde, Romina Ortiz.
Con la mira puesta en la rentabilidad respetando el entorno natural, social, político, cultural y personal, Grupo Peña Flor trabaja dentro del marco legal que plantean criterios ambientales, sociales y de gobernanza. De esta forma, la empresa busca ser un agente de cambio en la transición hacia un manejo más sostenible de los residuos electrónicos y contribuir a un México más verde y saludable.
NotiPress/Axel Olivares
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