Sin embargo, el estudio también destaca que el programa federal de subsidios energéticos, LIHEAP, no se ha adaptado completamente a estas nuevas realidades.
Por su parte, el trabajo, que analiza la “carga energética” de los hogares —el porcentaje de ingresos destinado al pago de energía— entre 2015 y 2020, concluye que los hogares del sur enfrentan una mayor presión económica debido al aumento del uso de aire acondicionado. Según el estudio, las temperaturas crecientes en la región aumentan la demanda de refrigeración, mientras que los inviernos más suaves en otras partes del país están reduciendo los costos de calefacción. Los autores sugieren que el programa LIHEAP, que distribuye subvenciones a los estados para aliviar la pobreza energética, no está alineado con las necesidades actuales y mantiene una distribución de fondos basada en fórmulas de los años 80.
El estudio, titulado “Las asignaciones de recursos federales de EE.UU. son inconsistentes con las concentraciones de pobreza energética”, fue publicado en Science Advances. Fue realizado por investigadores del MIT y la Universidad de Comillas, y liderado por Christopher Knittel, economista de energía en MIT.
Cambios regionales y urbanos
Los investigadores utilizaron datos de la Encuesta de Consumo Energético Residencial y el censo de Estados Unidos para estimar la carga energética promedio en los 48 estados contiguos, mostrando un aumento significativo en los estados del sur. En 2015, los estados con mayor carga energética fueron Maine, Misisipi, Arkansas, Vermont y Alabama, pero en 2020, los estados sureños dominaron la lista, encabezados por Misisipi, Arkansas y Alabama.
Además, el estudio descubrió una disminución en las áreas urbanas afectadas por la pobreza energética. En 2015, el 23% de los hogares en pobreza energética se encontraba en zonas urbanas, cifra que disminuyó al 14% en 2020, reflejando un cambio hacia áreas rurales.
Modernización LIHEAP
Asimismo, el estudio también revisa la historia de LIHEAP, un programa creado en 1981 para ayudar a los hogares con bajos ingresos a cubrir sus necesidades energéticas. Aunque se ajustó en 1984 para incluir el aire acondicionado, el programa no siguió el ritmo del cambio climático y la creciente demanda de refrigeración en el sur.
“Las fórmulas que utiliza el Congreso, establecidas en los años 80, mantienen las distribuciones de fondos casi iguales a las de esa época”, afirma Peter Heller, coautor del estudio. Los investigadores sugieren que una actualización del programa podría redistribuir los fondos para aliviar mejor la carga energética en las regiones más afectadas.
Los autores del estudio también proponen un nuevo modelo de asignación que priorizaría a los hogares con mayor necesidad. De esta manera, se busca asegurar que ninguno tenga una carga energética superior al 20.3% de sus ingresos. Esto se supone que optimizaría la distribución de recursos en un país que enfrenta un cambio climático cada vez más pronunciado, afirmó el documento.
NotiPress/Francisco Vicario
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