La familia de agentes nerviosos Novichok, desarrollada en la Unión Soviética durante las décadas de 1970 y 1980, representa una de las amenazas más sofisticadas y letales en la historia de la guerra química. Considerados por algunos expertos como los agentes nerviosos más mortales jamás creados, los Novichok fueron diseñados con características que los hacen hasta ocho veces más potentes que el agente VX, aunque su eficacia exacta nunca fue plenamente demostrada.
Conocidos inicialmente como parte de un programa militar secreto soviético llamado “Foliant”, estos agentes fueron fruto de un esfuerzo significativo para desarrollar armas químicas de cuarta generación. Un testimonio clave proviene de Vil Mirzayánov, un químico que trabajó en el programa y que, en 1992, reveló la existencia de estas sustancias en una entrevista, señalando su capacidad para eludir las inspecciones internacionales.
Los agentes Novichok fueron diseñados no solo para ser indetectables por los métodos estándar de detección de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) sino también para superar su equipo de protección química, siendo más seguros para manipular y transportar gracias a su naturaleza de armas binarias. Estos agentes se almacenan como dos productos químicos menos tóxicos que, una vez mezclados, reaccionan para formar el agente tóxico activo, facilitando su transporte y manejo sin poner en riesgo la salud de quienes los transportan.
El temor hacia estos agentes radica en su potencial letal y también en su capacidad para ser entregados de manera más sencilla, evitando las restricciones internacionales al no incluir sus precursores en la lista de sustancias prohibidas. Los efectos de una exposición al Novichok son devastadores y rápidos, causando síntomas que pueden ir desde contracciones musculares hasta fallos respiratorios y la muerte. La sustancia tomó relevancia cuando en 2018 se conoció que el exespía Sergei Skripa y su hija fueron expuestos al químico en Reino Unido. Luego, también se lo relacionó con Alexei Navalny, un férreo opositor ruso que fue condenado a una purga de 19 años de prisión en 2021.
Los incidentes entre 2018 y 2024 que implican el uso de Novichok, como el envenenamiento de figuras opositoras rusas y disidentes, pusieron de manifiesto los desafíos que enfrenta la comunidad internacional para lidiar con la proliferación de estas armas químicas. La dificultad para detectar y tratar las exposiciones a Novichok subraya la urgencia de fortalecer los regímenes de control de armas químicas y desarrollar medidas de protección y antídotos más efectivos frente a esta amenaza en constante evolución.
NotiPress/Francisco Vicario
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