En las riberas del río Komi Memem, la vitalidad nunca cesa: mujeres descienden con gracia por el terraplén desde la aldea de Laje Velho, sosteniendo palanganas destinadas a lavar la ropa, mientras que los hombres se lanzan audaces en pequeñas canoas, embarcando en expediciones de caza y pesca. Al ocaso, son los niños quienes se sumergen en sus aguas de tonalidad té.
Este río, conocido como Laje en los mapas no indígenas, encierra una importancia crucial para los oro waram, uno de los seis subgrupos arraigados en el pueblo wari’, presentes en la Amazonía occidental desde tiempos remotos. No obstante, esta relación ancestral se encuentra cada vez más amenazada. La implacable expansión de los cultivos de soja y las extensiones de pastizales avanzan como una marea sobre su territorio, mientras que usurpadores de tierras fomentan la deforestación ilegal de manera desmedida.
Con el objetivo de resguardar su entorno, los wari’ han adoptado una estrategia innovadora: recurrir a la legalidad occidental. En el mes de junio, en un acto pionero, el municipio de Guajará-Mirim ratificó una ley propuesta por un concejal indígena. Esta legislación reconoce al Komi Memem y a sus afluentes como seres vivos con derechos propios, abarcando desde la preservación de su flujo natural hasta la salvaguardia de la selva que los envuelve.
La promulgación de esta ley coincide con un momento en el que representantes de ocho gobiernos sudamericanos se reúnen en Brasil durante martes y miércoles, con el propósito de discutir estrategias encaminadas a preservar la selva amazónica. El objetivo es contener el cambio climático y salvaguardar tanto a la población indígena como a su entorno.
El Komi Memem, un afluente de un río más extenso que actualmente carece de protección, se erige como el precursor de un significativo cambio al ser el primer río en la Amazonía brasileña en ser investido de personalidad jurídica y los correspondientes derechos. Este enfoque novedoso en la legislación para proteger el entorno ha resonado con impacto en múltiples naciones del globo, desde Nueva Zelanda hasta Chile.
Francisco Oro Waram, concejal y promotor de esta ley, compartió con The Associated Press: “Nos estamos fortaleciendo para enfrentar a los invasores. Ya no basta con las flechas; las leyes se han vuelto nuestras aliadas”. En un gesto audaz, los habitantes de Laje Velho y su entorno natural luchan por mantener viva la conexión ancestral con su entorno, mientras buscan una alianza con la legalidad contemporánea para garantizar la preservación de su tierra y tradiciones.
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