La Secretaría del Medio Ambiente de la Ciudad de México (Sedema) se complace en anunciar la llegada de la elefante Gipsy al zoológico San Juan de Aragón, proveniente del parque natural Zoofari ubicado en Morelos. Esta emocionante adición permitirá que Gipsy viva junto a Ely, una loxodonta africana que, según ha documentado Aristegui Noticias, ha experimentado dificultades físicas y psicológicas durante sus años de cautiverio.
En un comunicado oficial, la Sedema informó que ambas elefantas vivirán en una superficie que, según ellos, “representa más de 10 veces los estándares internacionales establecidos para un elefante”. Sin embargo, no se especificaron los lineamientos en los que se basa esta afirmación.
Al considerar los estándares de la Asociación de Zoológicos y Acuarios de América del Norte (AZA) y la Asociación Europea de Zoos y Acuarios (EAZA), se puede afirmar que la declaración de Sedema es, como mínimo, inexacta.
Según las pautas establecidas por EAZA, que son las más exigentes en términos de espacio, los elefantes en cautiverio necesitan al menos 3 mil metros cuadrados de espacio al aire libre. Es decir, la ampliación realizada apenas supera este estándar mínimo por 500 metros cuadrados (sin tener en cuenta que el área original al que se conecta tiene un suelo de concreto, que es perjudicial para los elefantes).
Por otro lado, según las directrices de AZA, cada elefante individual requiere al menos 500 metros cuadrados de espacio. Si consideramos a Ely y Gipsy juntas, sumarían un mínimo de mil metros cuadrados, por lo que el recinto del zoológico de Aragón está lejos de cumplir con lo afirmado por Sedema.
Incluso si el espacio fuera realmente 10 veces mayor que el estándar internacional, tomando como referencia el estándar más alto mencionado, el hábitat de Ely y Gipsy debería tener al menos 30 kilómetros cuadrados. Sin embargo, incluso esta medida sería insuficiente para permitir el pleno desarrollo de las elefantas, según las investigaciones llevadas a cabo por Joyce Poole, cofundadora de la organización ElephantVoices, quien ha estudiado a estos animales durante más de 40 años.
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