En 2020, un estudio publicado en The Lancet agregó tres nuevos elementos a la lista de factores de riesgo de padecer demencia al llegar a la tercera edad. Además de la falta de educación y una mala salud en la adolescencia, la investigación identificó a la contaminación atmosférica como un nuevo factor responsable del 2 por ciento de los casos de demencia. Ahora, en 2023, una nueva investigación identificó los aspectos específicos de la enfermedad en los que impacta la contaminación del aire.
Según el estudio publicado en Journal of Alzheimer’s Disease, se revisaron las evaluaciones cognitivas de aproximadamente mil cien hombres, con una edad inicial promedio de 56 años y 12 años de seguimiento. También se observaron las medidas de exposición a las partículas finas PM2.5 y dióxido de nitrógeno (NO2), las cuales se emiten cuando se queman combustibles fósiles. Adicionalmente se evaluó la memoria episódica, la función ejecutiva, la fluidez verbal, la velocidad de procesamiento cerebral y el genotipo APOE.
Los investigadores identificaron que los participantes con niveles mayores de exposición a PM2.5 y NO2, entre los 40 y 50 años de edad, mostraron un peor desempeño cognitivo en la fluidez verbal, entre los 56 y 68 años. Además, las personas con la variante APOE-4, identificado como un gen de gran riesgo para padecer enfermedad de Alzheimer, fueron más sensibles a la contaminación.
Particularmente, aquellas personas con el gen APOE-4 expuestas a mayores niveles de PM2.5 mostraron peores resultados para la función ejecutiva, es decir, habilidades para planificar, controlar y coordinar conductas y actos mentales. Por otro lado, la mayor exposición de NO2 en estas personas se vinculó con peores resultados en cuanto a memoria episódica, que es la capacidad para recordar y volver a experimentar eventos pasados distintos y específicos.
El anterior estudio publicado en The Lancet concluyó que, de modificarse los 12 factores identificados, se podrían reducir el 40% de los casos futuros de demencia. La lista incluye fumar, exceso de alcohol, presión alta, obesidad, diabetes, heridas en la cabeza, depresión, pérdida auditiva, exposición a la contaminación del aire, falta de ejercicio, educación y contacto social.
Finalmente, en cuanto a la contaminación del aire y sus efecto en la salud, recientemente se le ha vinculado también con otros daños neurológicos similares al Alzheimer y con depresión en adolescentes. Al profundizar en el impacto de la contaminación atmosférica como factor de riesgo para padecer demencia, se reafirma la urgencia de mantener una buena calidad del aire como política pública.
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