El cambio climático en México es un tema poco conocido, con apenas un 20% de la población familiarizado con el concepto. La educación ambiental en el país es cuestionable, reflejada en resultados similares a la prueba PISA del año pasado.
La responsabilidad recae en la conducta del “hombre pensante”, evidenciada por deforestaciones, escasez de agua y pérdida de biodiversidad. Aunque el sur, con su rica diversidad, ha sido históricamente explotado, la reciente falta de compromiso del gobierno actual agrava la situación.
La ausencia de México en la COP28 es decepcionante, especialmente considerando la apuesta por el desarrollo del sur, que lamentablemente involucra desmantelamiento de áreas naturales protegidas. La región alberga la segunda reserva de agua dulce más grande del país, pero se ha visto afectada por la construcción de los tramos 5, 6 y 7, ignorando esfuerzos legales y ambientales.
En un año electoral, se vislumbran cambios. Claudia Sheinbaum Pardo, académica y científica, emerge como una candidata destacada. Su gestión en la Ciudad de México demostró un enfoque innovador y sustentable, con proyectos como teleféricos, líneas de metrobús y energías renovables.
Creo en Claudia Sheinbaum y su capacidad para abordar la problemática climática nacional. Su historial y propuestas, incluyendo el uso de energías renovables, podrían impactar positivamente en la reducción de la contaminación. Encuestas recientes sugieren un sólido respaldo ciudadano, posicionándola como una líder potencial con un 55-62% de intención de voto.
Su eventual presidencia sería histórica, no solo como la primera mujer en el cargo, sino también como una líder con un doctorado y profundo entendimiento de los problemas. Un gobierno cercano al pueblo, combinado con medidas contra la delincuencia y la pobreza, promete un México mejor bajo su dirección.
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